Los incendios forestales en la comuna de Viña del Mar han generado diversos daños a los que está expuesta la población, pero en especial las personas mayores.
Esta situación es aún más relevante en aquellas que son vulnerables o frágiles, pues son proclives en mayor proporción a padecer distintas consecuencias a raíz de dichos fenómenos de la naturaleza, incluso la muerte, a lo cual debemos prestar atención, y resguardarlos, tal como lo establece la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores ante situaciones de riesgo y emergencias humanitarias.
En el caso de los siniestros forestales, debemos considerar a las personas mayores, particularmente aquellas con limitaciones para desplazarse, con enfermedades crónicas avanzadas, mayor dependencia funcional, deterioro cognitivo (y demencias) o con condiciones socioeconómicas más restringidas y además mayor susceptibilidad a enfermedades agudas, como infecciones respiratorias y gastrointestinales, enfermedades cardiovasculares, trastornos de ansiedad y estrés.
En el escenario actual se mezclan y se potencian incendios forestales y una ola de calor. El humo producido por los incendios contiene gran cantidad de sustancias químicas, muchas de las cuales se han asociado con efectos adversos sobre la salud. Estas sustancias incluyen partículas y compuestos gaseosos que pueden provocar o agravar patología respiratoria o cardiaca a aquellas personas mayores más vulnerables.
Por lo anterior y al momento de atender a una persona afectada, es aconsejable:
Identificar signos de angustia psicológica (agitación, apatía, enojo, ansiedad, confusión, pérdida de memoria, sentimiento de pérdida de noción de tiempo, aislamiento, etc.). Intentar transmitir una sensación de seguridad y calma, apoyo y acompañamiento.
Resolver dudas, orientar y brindar consuelo de ser necesario. Acompañarle a una zona segura y si es necesario que no regrese a casa, buscando un albergue cercano.
Confirmar si consume medicamentos y comprobar si tiene sus próximas dosis a la mano.
Que todas las personas con enfermedades pulmonares o cardíacas permanezcan en interiores con las puertas y las ventanas cerradas, y evitar trabajos excesivos, así como la exposición al humo del tabaco y otras sustancias irritantes.
Que las personas con enfermedades crónicas contacten a su centro de atención de salud cuando surjan algunos de los siguientes síntomas: dolor de cabeza, tos constante, opresión o dolor en el pecho, respiración sibilante, producción excesiva de flema, dificultad para respirar y náuseas
Ingerir bastante líquido, usar de mascarillas y también se recomienda no realizar actividad física al aire libre. Usar ropa ligera, de color claro y holgada.
Mantenerse hidratado (beber agua frecuentemente, cada 20 a 30 minutos). No esperar a tener sed para beber más líquidos.
Contactar con centro de salud para apoyo médico, psicológico o social según corresponda.
La estimulación de la actividad física es importante, debemos evitar que pierdan funcionalidad, organizar un esquema de ejercicios que pueda seguir, aun estando en lugares como albergues o en el domicilio.
Mantener kit de emergencia que contenga:
● Agua: considera dos litros por persona al día (incluye botellas chicas que son más fáciles de trasladar).
● Comida: enlatada, barras energéticas y comida deshidratada.
● Abrelatas manual.
● Linternas y baterías.
● Radio portátil con baterías adicionales.
● Botiquín de primeros auxilios.
● Ítemes especiales: medicamentos y anteojos, audífonos (cualquier ayuda técnica según el caso). Considerar necesidades específicas en pacientes en hemodiálisis, uso O2 domiciliario, etc.
● Llaves de repuesto de tu casa y de tu auto.
● Dinero en efectivo.
● 1 muda de ropa de recambio.
● Copia del Plan de Emergencia.
Dr. Rafael Jara L.
Presidente
Dra. Carolina Paz M.
Directora
Ps. María José Gálvez P.
Integrante
Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile