“Mi voz para cantar está bien. Sin embargo, después de tres operaciones, tratamientos con células madre, fisioterapia interminable y, más recientemente, el innovador tratamiento Cybernics (HAL), mi cuerpo todavía está físicamente débil”.

Así describe el músico y compositor británico Ozzy Osbourne (1948) lo que actualmente está sintiendo, y que lo ha motivado a declarar públicamente su imposibilidad de realizar su gira internacional.
Lo que el ex vocalista de la banda “Black Sabbath” nos relata es una condición que los geriatras conocemos bien: La Fragilidad en personas mayores.

La Fragilidad es uno de los Síndromes Geriátricos a los que más ponemos atención, pues dicho estado puede conducir a una persona mayor (y no mayor también), a no solo sentir fatiga y un deterioro de la calidad de vida, sino también a una pérdida de su autonomía y funcionalidad, y todo lo que aquello conlleva como caídas, hospitalizaciones, institucionalizaciones y un aumento en el riesgo de fallecer.

El artista ha estado expuesto a varios problemas de salud: Una caída con lesión espinal que derivó en posteriores procedimientos quirúrgicos, Enfermedad de Párkinson, y en abril del 2022 fue afectado por COVID. Y es que la Fragilidad es la resultante de múltiples factores de riesgo, que se van sumando y reflejándose en el paciente, entre los cuales, están los cambios en la velocidad de la marcha, la sensación de mayor fatiga, debilidad para tomar objetos y alteraciones en el peso. Pero no solo son condiciones de salud física las que se consideran como factores de riesgo, pues también resultan relevantes los problemas de salud mental, y las condiciones sociales en que está inmersa la persona mayor.

Antes de la pandemia, un estudio del INTA, liderado por la Dra. Cecilia Albala, reportó la presencia de este síndrome en 24.6% de las personas mayores estudiadas, y un 38.9% estaba en riesgo de desarrollarlo, por lo cual, lo convierte en una manifestación muy prevalente y más aun si consideramos el devastador efecto que el COVID19 ha generado directa e indirectamente en la comunidad. Y para aumentar la preocupación, debemos ver lo que puede ocurrir en una población que en 20 a 30 años más será el tercio de las personas mayores.

Hoy Ozzy nos transmite su frustración por no poder continuar con su vida artística, pero también con las consecuencias que sus problemas de salud le han acarreado. Lo anterior, debemos verlo como un ejemplo que se repite frecuentemente en los mayores. Enfrentar la realidad de la fragilidad en las personas mayores, debe ser considerado como un desafío en un país que envejece aceleradamente, y que está abordando una avalancha de personas mayores que envejecen de manera más vulnerable y cuyos requerimientos de atención tanto de un sistema de salud como de recursos sociales, hoy en día no están a la altura de las necesidades de la sociedad.


  • Dr. Jaime Hidalgo Anfossi
  • Vicepresidente
  • Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile